Estábamos anoche mi padre y yo sentados en la sala hablando de las muchas cosas de la vida; entre otras, hablábamos de la vida y de la muerte.
Fue cuando le dije:
-Papá, si sufro un accidente nunca me dejes vivir en estado vegetativo dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. Si me ves en ese estado desenchufas los artefactos que me mantienen vivo porque prefiero morir.
-¿Estás seguro, hijo?- dijo mi padre no sin sorpresa.
-Sí, eso es lo que quiero- contesté.
Entonces mi padre, con un disimulado orgullo, se levantó y me desenchufó el wifi, el televisor, el DVD, el Cable, el IPOD, Internet, el computer, el MP3, la Play, el teléfono, me quitó el celular, la notebook y me tiró todas las cervezas al cubo de basura.
Qué lo parió al viejo, ¡casi me muero!
Fue cuando le dije:
-Papá, si sufro un accidente nunca me dejes vivir en estado vegetativo dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. Si me ves en ese estado desenchufas los artefactos que me mantienen vivo porque prefiero morir.
-¿Estás seguro, hijo?- dijo mi padre no sin sorpresa.
-Sí, eso es lo que quiero- contesté.
Entonces mi padre, con un disimulado orgullo, se levantó y me desenchufó el wifi, el televisor, el DVD, el Cable, el IPOD, Internet, el computer, el MP3, la Play, el teléfono, me quitó el celular, la notebook y me tiró todas las cervezas al cubo de basura.
Qué lo parió al viejo, ¡casi me muero!
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