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Esta noche, mientras dormía he tenido un sueño. Moría y alguien se adueñaba de mi perfil en Facebook, y aceptaba todas las solicitudes de grupos absurdos. Sin quererlo era parte de “Yo también me he sacado mocos hasta hacerme sangre”, “Taxistas que suben el volumen cuando notan que te gusta una canción” y encima, todo el mundo sabía el color de mi ropa interior. Menuda pesadilla.


¿Qué pasará con nuestra vida digital cuando nos hayamos ido? Tal vez no deberíamos preocuparnos de saberlo, pero puede que no tengas nada mejor que hacer.

La pasta es lo primero, cuando desaparezcas de este mundo todos tus servicios de Internet de pago quedarán cancelados automáticamente cuando cierren y saqueen tu cuenta del banco. En el caso de los dominios desaparecerán si nadie se acuerda de renovarlos.

En cuanto a cuentas de correo y redes sociales, la revista Time ha investigado cómo actúan las páginas más utilizadas:

Las cuentas de Hotmail, expiran pasados unos meses, pero los familiares pueden pedir una copia de los correos “ante-mortem” mostrando el certificado de defunción y demostrando que tienen poderes legales para ello.

En Facebook es decisión de la familia que el perfil pase a un estado especial llamado «memorial», donde queda inmortalizada tu información, sin poder añadir ni cambiar nada. También se puede pedir que borren la cuenta y su contenido. Lo mismo ocurre en el caso de MySpace.

Yahoo defiende la confidencialidad del difunto. Así que, si nadie más conoce tu contraseña, tu cuenta quedará inactiva. Sólo en algunos casos, y con una orden judicial han entregado el contenido del correo a los familiares. A veces puede resultar útil para investigar las causas de la muerte, reclamar seguros o investigar sus propiedades.
En España, Tuenti tiene una de las políticas de actuación más drásticas: en el momento en que un familiar acredita el fallecimiento de una persona se da de baja la cuenta, junto con todo su contenido, como si nunca hubieras existido.

Otra opción es que tras la muerte, creen un perfil del fallecido en My Death Space. Algo parecido a un cementerio virtual donde intercambiar recuerdos y opiniones de los difuntos. Bastante macabro.

Por suerte o por desgracia (sobre todo por suerte) la muerte llega cuando menos te lo esperas. Así que, si tenéis claro lo que queréis o no queréis que ocurra con vuestra vida en Internet lo mejor es dejar constancia escrita. Pero cuidado, no sería la primera vez que no puede cumplirse porque el muerto se llevo la contraseña a la tumba.